1 de agosto de 2022

SALMO 36 NVI

Al director musical. De David, el siervo del Señor.

Dice el pecador:

«Ser impío lo llevo en el corazón».

No hay temor de Dios

delante de sus ojos.

Cree que merece alabanzas

y no halla aborrecible su pecado.

Sus palabras son inicuas y engañosas;

ha perdido el buen juicio

y la capacidad de hacer el bien.

Aun en su lecho trama hacer el mal;

se aferra a su mal camino

y persiste en la maldad.

Tu amor, Señor, llega hasta los cielos;

tu fidelidad alcanza las nubes.

Tu justicia es como las altas montañas;

tus juicios, como el gran océano.

Tú, Señor, cuidas de hombres y animales;

¡cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor!

Todo ser humano halla refugio

a la sombra de tus alas.

Se sacian de la abundancia de tu casa;

les das a beber de tu río de deleites.

Porque en ti está la fuente de la vida,

y en tu luz podemos ver la luz.

Extiende tu amor a los que te conocen,

y tu justicia a los rectos de corazón.

Que no me aplaste el pie del orgulloso,

ni me desarraigue la mano del impío.

Ved cómo fracasan los malvados:

¡caen a tierra, y ya no pueden levantarse!