29 de junio

SALMO 3 NVI

Salmo de David, cuando huía de su hijo Absalón.

Muchos son, Señor, mis enemigos;

muchos son los que se oponen a mí,

y muchos los que de mí aseguran:

«Dios no lo salvará».

Selah

Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo;

tú eres mi gloria;

¡tú mantienes en alto mi cabeza!

Clamo al Señor a gritos,

y desde su monte santo él me responde.

Selah

Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar,

porque el Señor me sostiene.

No me asustan los numerosos pueblos

que me acosan por doquier.

¡Levántate, Señor!

¡Ponme a salvo, Dios mío!

¡Rómpeles la quijada a mis enemigos!

¡Rómpeles los dientes a los malvados!

Tuya es, Señor, la salvación;

¡envía tu bendición sobre tu pueblo!

Selah