8 de septiembre de 2022

SALMO 74:10-23 NVI

¿Hasta cuándo, oh Dios, se burlará el adversario?
¿Para siempre insultará tu nombre el enemigo?
¿Por qué retraes tu mano, tu mano derecha?
¿Por qué te quedas cruzado de brazos?
 
Tú, oh Dios, eres mi rey desde tiempos antiguos;
tú traes salvación sobre la tierra.
Tú dividiste el mar con tu poder;
les rompiste la cabeza a los monstruos marinos.
Tú aplastaste las cabezas de Leviatán
y lo diste por comida a las jaurías del desierto.
Tú hiciste que brotaran fuentes y arroyos;
secaste ríos de inagotables corrientes.
Tuyo es el día, tuya también la noche;
tú estableciste la luna y el sol;
trazaste los límites de la tierra,
y creaste el verano y el invierno.
 
Recuerda, Señor, que tu enemigo se burla,
y que un pueblo insensato ofende tu nombre.
No entregues a las fieras
la vida de tu tórtola;
no te olvides, ni ahora ni nunca,
de la vida de tus pobres.
Ten en cuenta tu pacto,
pues en todos los rincones del país
abunda la violencia.
Que no vuelva humillado el oprimido;
que alaben tu nombre el pobre y el necesitado.
 
Levántate, oh Dios, y defiende tu causa;
recuerda que a todas horas te ofenden los necios.
No pases por alto el griterío de tus adversarios,
el creciente tumulto de tus enemigos.