Recientemente, celebré otro aniversario de trabajo. Trabajar en la sede de La Iglesia Wesleyana ha sido una gran experiencia de aprendizaje para mí, no solo porque he conocido a tantos pastores, líderes, plantadores de iglesias y miembros laicos que son tan fieles a la Iglesia y sus códigos postales; pero también, he crecido constantemente en mi liderazgo. Personalmente, me gusta aprender. Me resulta fácil. Puedo pasar poco tiempo tratando de resolver las cosas y lo entiendo rápido, pero sé que ese no es el caso de todos. De vez en cuando, algunos de mis compañeros de trabajo me piden que los ayude cuando sienten que no pueden resolver algo, y esto me ayuda a tener una perspectiva, y a recordar, cómo aprenden otras personas también.

Esta perspectiva me lleva al punto principal de este artículo de hoy: todos aprendemos de manera diferente. Puede parecer obvio, ¡pero creo que a veces lo olvidamos!

Vengo de un hogar donde ambos padres fueron maestros y lo hicieron de manera hermosa, con pasión. Siempre buscaron formas de hacerse entender sin importar cuán diferente tuviera que ser el enfoque. Querían que todos sus estudiantes comprendieran lo que estaban enseñando. Nadie se iba a quedar atrás, sin entender lo que se estaba enseñando. Ahora que trabajo en la División de Multiplicación  de Iglesias y Discipulado como Especialista en Multiétnico y de Traducción, también me encuentro abogando por otros en lo que respecta a la comprensión y el aprendizaje. En Efesios 4:11, el apóstol Pablo nos dice que Jesús dio apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros a la iglesia. Hizo esto en los días del Nuevo Testamento y todavía lo hace hoy. Pero, ¿cómo estamos haciendo un inventario de los dones y talentos de nuestra gente? ¿Estamos asumiendo que todos aprendemos de la misma manera? ¿Nos estamos tomando el tiempo para ayudar a otros a comprender lo que queremos enseñarles?

Ser Especialista en Multiétnico es un rol muy interesante: me ha permitido ser parte de conversaciones grupales sobre libros multiétnicos, ser panelista de seminarios online multiétnicos y de discipulado y, en estos últimos meses, he tenido el privilegio de liderar varias conversaciones en torno al artículo La Iglesia Wesleyana… como en el Cielo. Me ha permitido ayudar a otros a darse cuenta de que la diversidad no se basa solo en el color de la piel, el origen étnico, el idioma o la cultura de la que eres. Pero, también involucra la forma como aprendes, qué tan joven/mayor eres, la forma como escuchas las cosas y cómo se traducen las cosas en tu cabeza. Para que seamos efectivos transculturalmente, debemos ser capaces de ver estos matices y adaptarnos a lo que se necesita. Sí, puede resultar agotador. Sí, se necesita tiempo e intencionalidad, y sí, es un tipo de trabajo que no se construye de inmediato, pero ¡es muy valioso cuando lo aplicamos!

Para nosotros en la denominación wesleyana, usamos las palabras Kingdom Force (que traducido al español es ‘Fuerza del Reino‘), y dado que mi primer idioma es el español y no el inglés, a veces debo profundizar en las palabras para comprender cuál es el significado de algo. Fuerza del Reino es otra forma de decir “necesitamos diversidad en nuestras iglesias:” de varios grupos de edades (multigeneracional), de diversos orígenes y etnias (multiétnico), de varios entendimientos monetarios (multieconómico), tanto mujeres como hombres, y que también incluye a aquellos que se sientan en los púlpitos y quienes son líderes de la iglesia (miembros de la iglesia y ministros). Esta amplia diversidad de la que hablamos incluye aspectos que debemos tener en cuenta. Compartiré algunos procesos de pensamiento y unos métodos de acción que podemos tomar en cuenta para tener intencionalidad con respecto a este tema.

En lo que respecta a los métodos de proceso de pensamiento:

  • Enfoque de aprendizaje: no todos aprendemos de la misma manera. Algunos de nosotros somos visuales, algunos son auditivos, otros leemos/escribimos y algunos somos cinestésicos y otros kinestésicos. Cuando lideramos, es necesario incluirlos para que todos comprendan y capten lo que se está comunicando, como captar nuestra visión.
  • Enfoque de liderazgo: algunas personas pueden seguir fácilmente una cadena de mando, mientras que otras no son tan formales. Esta es una metodología muy importante que tengo en cuenta y que me enseña constantemente.
  • Enfoque de adaptabilidad: algunos de nosotros somos flexibles a las circunstancias cambiantes, mientras que otros son más estrictos. Lo bueno de este enfoque es que nos enseña a comunicar necesidades y expectativas en función de la situación en cuestión.
  • Enfoque de comunicación: no todo el mundo comunica de forma idéntica lo que quiere. Algunos tienen que tomarse un tiempo para procesar la información antes de hablar, mientras que otros procesan en el momento. Este enfoque nos permite tomarnos un tiempo y hacer una pausa para que otros puedan dar su opinión.

Si deseas obtener más información sobre algunos de estos enfoques, aquí puedes encontrar una herramienta para analizar los valores culturales en tu organización, iglesia o equipo.

En cuanto a métodos de acción, quiero ofrecerte sugerencias que he ido poniendo en práctica tras participar en varias cohortes. Mirar estas formas desde un ángulo diferente o abordarlas de manera diferente hará que las personas se sientan valoradas y escuchadas, lo cual es muy importante, especialmente cuando pensamos en la diversidad.

  1. Preguntas de retroalimentación: cuando hables con alguien o escuches su historia, haz algunas preguntas adicionales para asegurarte de que lo que estás escuchando es lo que la persona quiere decir. Esta técnica se llama “el método drive-thru” (basado en el servicio de pedida de comida de restaurantes de comida rápida). Para comprender este enfoque, piensa que vas a un restaurante de comida rápida y vas a pedir comida desde tu auto. Por lo general, ellos te repiten lo que ordenaste para asegurarse de que escucharon todo lo que dijiste. Funciona igualmente en nuestras relaciones y conversaciones con los demás. Esta es una herramienta útil que te permite ver cómo las personas procesan todo de manera diferente. No todos escuchamos las cosas de la misma manera.
  2. Lograr resultados: no nos comunicamos de la misma manera, ni nos acercamos a las personas por igual. Ten en cuenta que es más probable que algunos tarden un poco más que otros. Algunas personas prefieren establecer una relación antes de realizar una tarea, mientras que otras se centran primero en la tarea. Para algunos de nosotros, la tarea más importante es establecer confianza que, en el futuro, podría convertirse en una relación. Otros estamos más orientados a las tareas y vemos primero el proyecto como el objetivo, y no prestamos mucha atención a la parte de la relación. Es útil darse cuenta de esto porque te empujará a ver dónde las personas tienen debilidades o flaquezas y dónde brillan o tienen fortalezas algunas personas. Como resultado, te alentará y te ayudará con el crecimiento, tanto personal como para tu equipo.
  3. Conciencia interna: un enfoque que debemos tener en cuenta es la “analogía del iceberg”. Es posible que hayas visto esa imagen en la que vemos lo que está por encima del agua pero no lo que está debajo. Otra imagen mental que puedes imaginar es una computadora: ves el exterior, pero, para que funcione, una gran cantidad de conexiones están sucediendo dentro de ella. Cada computadora puede verse igual en el exterior, pero las preferencias del usuario impactan cómo actúan (¡o reaccionan!). ¡No somos diferentes a las computadoras! Vemos caras, pero suceden muchas cosas en la mente de las personas a medida que interactuamos con ellas. Se basa en la educación, las culturas, los idiomas, las tradiciones e incluso en cosas como los miedos y los traumas vividos/tenidos en cada persona. Observar las experiencias de los demás y estar conscientes de las nuestras es beneficioso para aumentar nuestra curva de aprendizaje.

Si buscamos la hermosa diversidad que existe en la Iglesia, vemos las palabras de Pablo en su carta a los Romanos diciendo: “Porque así como cada uno de nosotros tiene un cuerpo con muchos miembros, y estos miembros no todos tienen la misma función, así en Cristo, aunque muchos, formamos un cuerpo, y cada miembro pertenece a todos los demás. Tenemos diferentes dones, según la gracia que se nos ha dado a cada uno… ”. Esto hace que me dé cuenta de que, dentro del cuerpo de la iglesia, cada uno de nosotros tiene un papel como seguidor de Cristo. Cuando Dios nos creó, Él pensó en cada una de estas diferencias que nos hacen únicos. Y, por más únicos que somos, todos tenemos lugar en la mesa del Señor. Te animo a que invites a tu mesa a personas que piensen, procesen y lideren de forma diversa. Tu enfoque solo se hará más amplio y se enriquecerá a medida que esté infundido por las perspectivas de los demás y moldeado por la unión.

Oro para que Dios siga dándote la creatividad necesaria para liderar a tu iglesia y a tu comunidad diversa. ¡Te estoy apoyando!

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