MITO 1.El discipulado es algo que yo puedo hacer solo – solo Cristo y yo.

¡No! Claro que el discipulado es acerca de Jesús, pero no es una tarea solitaria. El discipulado es relacional, y para obedecer la Gran Comisión, necesitamos ser discípulos que hacen discípulos de Cristo. Esto significa que necesitamos invertir tiempo de forma constante e intencional con otros.

MITO 2. El discipulado es muy complicado – mejor se lo dejo a los profesionales que lo hagan.

¡Vaya! Tú no necesitas un título del seminario para discipular a alguien más. Los primeros 12 eran gente ordinaria sin preparación académica. Tu lo único que debes ser es un seguidor de Cristo en tu propia vida y tener la voluntad de ayudar a alguien más a hacer lo mismo. El discipular a otros no es en realidad tan complicado. Tanto pescadores como recolectores de impuestos que no tuvieron un entrenamiento formal de teología, lo hicieron. Y aunque no siempre se hizo de forma perfecta o inclusive con mucha madurez, fue un riesgo que Jesús tomó, confiando la iglesia a sus discípulos tanto jóvenes como mayores.

MITO 3. El discipulado es un programa de la iglesia.

Sabemos que la iglesia debe animar a todo cristiano a discipular a otros, el discipulado no es solamente un programa donde los creyentes tienen la opción de participar o no. Es un gran error el pensar del discipulado como un programa. ¡Es un estilo de vida! Cada cristiano debe modelar un estilo de vida de discipulado – todo el tiempo. Lo único que se requiere es tener un espíritu dispuesto con un compromiso de por vida con Cristo y compartir de forma intencional con otros, como seguir a Jesús.

MITO 4. El ayudar a hacer discípulos está bien si lo encuentras gratificante.

El enfoque de la cultura de hoy en día es sobre la auto-realización. Pero Jesús dijo: “Si alguno quiere ser mi discípulo, niéguese a sí mismo y tome su cruz cada día y sígame.” (Lucas 9:23). Ya nuestras vidas no nos pertenecen – somos de Él. Cuando yo me quito del medio y doy un paso de confianza obediente a Dios, soy libre de amar, dirigir, disfrutar y orar por aquellos a los que discipulo.

MITO 5. Ya en serio, estoy muy ocupado. No veo la forma de añadir más a mi vida.

Seamos honestos. En esta cultura, el estar ocupados es una medalla de honor. El discipular a alguien puede representar que te sientes en el asiento de atrás porque andamos todos ocupados en otras actividades, mandados, eventos sociales, pasatiempos, y preferencias de ocio. Si le creemos totalmente a la cultura que nuestro valor está en cuán ocupados estemos, el ser discipulados y discipular no se va a llevar a cabo. Como cristianos, debemos ir en contra de la cultura. Si valoramos las cosas de Dios, debemos de tomar decisiones y tomar tiempo.

MITO 6. Para discipular a otros, me voy a tener que hacer su mejor amigo de por vida.

Sería extenuante e irrealista el pensar que tenemos que ser los mejores amigos o por lo menos amigos cercanos de cada persona con la que tiene una relación de discipulado. Jesús sabía que él podía dejar a sus discípulos, sabiendo que ellos serían guiados por el Espíritu Santo. Una relación saludable de discipulado envuelve el que sueltes a aquellos que ayudamos a que vayan, vivan su caminar con Cristo y hagan otros discípulos.

MITO 7.El discipular a otros se puede llevar a cabo casi automáticamente a través del compañerismo cristiano.

En realidad debe ser intencional y lleno de oración. Para poder edificar un discípulo fuerte, debes invertir tiempo de forma intencional pensando y orando en donde se encuentra esta persona en su caminar hacia la madurez espiritual. Hazte preguntas buscando entender en dónde se encuentran ellos. Sé fiel al encontrar y compartir material basado en las Escrituras. El discipulado es intencional. Es tiempo invertido con algunas personas con un propósito. Así es como lo hizo Jesús.

MITO 8.¿No es lo mismo el discipular a alguien que ser su mentor?

Es parecido, pero la mentoría se da en el mundo secular, es tu experiencia y sabiduría lo que estas trasmitiendo. En el discipulado, tu estas conectándoles a la presencia y sabiduría de Cristo. El verdadero mentor es el Espíritu Santo, tu solamente estas presentándoles la forma en que tú sigues a Cristo.

El Discipulado no funcionará si tu vida privada no concuerda con tu vida pública. No tienes que ser perfecto, pero ¿eres la misma persona en casa y en público? También, los resultados están en las manos de Dios, así que el fundamento es la oración. Oswald Chambers escribió: “Es imposible el vivir una vida de discípulo sin definir claramente tus tiempos de oración… en las cosas ordinarias de la vida, cuando nadie sueña tu oras, y la recompensa viene abiertamente, un avivamiento por aquí, una bendición por allá.”