La gratitud ha sido el foco de la investigación en ciencias sociales durante más de una década. Robert Emmons y sus colegas definen la gratitud como “una emoción, una virtud, un sentimiento moral, un motivo, una respuesta de afrontamiento, una habilidad y una actitud. Gratitud, es todo esto y más. Como mínimo, la gratitud es una respuesta emocional a un regalo. Es el aprecio que se siente después de haber sido beneficiario de un acto altruista”. Según el Dr. Emmons, la gratitud se desarrolla en dos etapas. Primero, reconoces la bondad en tu vida. En segundo lugar, ¡reconoces que la fuente de esta bondad no eres tú! Alguien ha hecho algún tipo de sacrificio en tu nombre. Las personas que cultivan la gratitud tienen una sensación más profunda de bienestar, relaciones interpersonales más profundas y un mayor autocontrol, entre otros beneficios. Los líderes ministeriales agradecidos reconocen no solo que todos los buenos dones provienen de Dios, sino que otras personas en los equipos de liderazgo de la iglesia hacen contribuciones sacrificiales que enriquecen la vida de los feligreses. Al entrar en una temporada intensa de adoración y celebraciones festivas, practique las cinco sugerencias que siguen para no perder el contacto con todo lo que hay por lo cual estar agradecido.

1. Cultiva un corazón agradecido. Reflexiona en el Salmo 103. Haz del Salmo 103 y otros salmos de alabanza y acción de gracias, el corazón de tu vida devocional durante noviembre y diciembre. ¿Puedes memorizar el Salmo 103?

2. Aumente su conciencia de las quejas. Esta sugerencia no es particularmente divertida, pero quejarse es la antítesis de la gratitud. ¡Las quejas metieron en problemas a los hijos de Israel! Entonces, en lugar de quejarte, busca algo por lo que puedas estar agradecido. ¿Qué tan consciente eres de la frecuencia con la que te quejas?

3. Mantenga un diario de gratitud. Al final de cada día, tómate un tiempo para revisar tu día y buscar esos momentos en los que tu vida se enriqueció con la acción de otra persona. Sea específico, no general. Y no solo lo pienses, tómate 5 minutos para escribir 5 momentos de gratitud. ¿Tienes un diario a mano para comenzar este proceso?

  4. Escribe una carta de agradecimiento a una persona específica. Identifique a una persona que haya hecho una contribución a tu vida, a quien sienta que no ha expresado adecuadamente su gratitud. Reflexiona sobre los beneficios que has recibido de ellos en una carta. Una vez más, sea lo más específico posible. Finalmente, entregue la carta personalmente y pase un tiempo con esta persona. ¿A quién quieres escribir una carta de agradecimiento?

5. Haga de la gratitud un tema para las reuniones de equipo. Cuando el calendario de la iglesia está lleno, las reuniones del equipo pueden convertirse en una verificación detallada. Si bien los detalles necesitan atención, también nuestros corazones. Haga una práctica de expresar gratitud a cada miembro del equipo cada vez que se reúna. Nuevamente, sea específico y hágalo personal. ¿Cómo recordará notar lo que hacen los miembros de su equipo durante la semana para poder agradecerles durante la reunión de su equipo?

Recursos
Courtney E. Ackerman, What is Gratitude and Why is it so important?
Robert Emmons, Cultivating Gratitude
Robert Emmons, Graced Gratitude and Disgraced Ingratitude

Colaborador Emocional: Virginia T. Holeman, PhD., LMFT, LPCC, Presidenta Julbilada del Departamento de Consejería y Cuidado Pastoral, Asbury Theological Seminary

Traducido por: Edgar Chacón

Editora Ejecutiva: Johanna Rugh

Curador de Contenido: Dave Higle