El Perdón

«Más bien, sean bondadosos unos con otros, compasivos, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.» Efesios 4:32

 

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En su libro, People Fuel: Fill Your Tank for Life, Love, and Leadership, el Dr. John Townsend describe el perdón como “uno de los nutrientes relacionales más poderosos y energizantes que existen” (p. 113). Pedimos perdón (confesión y arrepentimiento) y recibimos el perdón de Dios mediante la gracia salvadora de Jesucristo. Esta dimensión vertical del perdón es la base de la dimensión humana u horizontal del perdón (Lucas 23:34). Nos perdonamos unos a otros porque Dios nos perdonó primero, y aun así, el perdón es un proceso emocional desafiante para muchos creyentes.

En esta reflexión, Florecer en 5, aprenderás más sobre el perdón y cómo experimentar su poder sanador.

  1. Comprenda las dos dimensiones del perdón. El Dr. Everett Worthington, investigador del perdón, identificó dos dimensiones del perdón: una “dimensión decisiva” y una “dimensión emocional”. El perdón decisivo se basa en su decisión intencional y cognitiva de perdonar a alguien. Luego, alineas tu comportamiento y tu discurso con tu decisión de perdonar. En cambio, el perdón emocional se basa en una sanidad más profunda del corazón. Con el perdón emocional, te sientes diferente. Descubres que has dejado atrás emociones negativas como el odio, la ira y el miedo, y en su lugar sientes compasión, bondad e incluso amor ágape hacia quien te ofendió. ¿Con qué tipo de perdón estás más familiarizado: el decisorio o el emocional?
  2. Comprende las dos direcciones del perdón. El perdón también tiene dos direcciones: el perdón dado y el perdón buscado. Cuando perdonas a alguien, cancelas la deuda que crees que te debe, así como Dios canceló la deuda que tenías con Él y que nunca podrías pagar (Mt. 18:21-35). Estás siguiendo el ejemplo de Jesús (Efesios 4:32). Cuando buscas el perdón, reconoces lo que has hecho para romper la confianza. Confiesas (lo hice), te disculpas (lo siento), te arrepientes (no volverá a suceder) y reparas el daño o te esfuerzas por demostrar tu confiabilidad. ¿Necesitas buscar o dar perdón? ¿Qué dirección te resulta más fácil?
  3. Experimenta el poder de la empatía. La empatía es ver la relación a través de los ojos de la otra persona. Ni la parte perjudicada ni el ofensor encuentran atractiva la empatía cuando la auto-justificación es más fácil. Cuando los ofensores empatizan con las personas afectadas, reconocen lo hirientes que fueron sus acciones o palabras y asumen el daño que causaron sin recurrir a expresiones como «sí, pero tú…». Cuando las personas afectadas empatizan con los ofensores, comienzan a comprender cómo la otra persona experimentó el mismo evento (véase Hebreos 4:14-16 para un ejemplo de la empatía de Jesús por nosotros) y pueden ver las circunstancias que influyeron en las decisiones de la persona. La empatía abre la puerta a la sanidad emocional. ¿Puedes contar la historia del evento doloroso desde la perspectiva de la otra persona?
  4. Busca la sanidad de Dios para tu corazón. El costo emocional de las heridas en las relaciones es alto. Cuando eres el culpable, puedes experimentar culpa, vergüenza, decepción, angustia e incluso desesperanza, ya que las violaciones de confianza no pueden volver a la normalidad. Debes demostrar un comportamiento confiable con el tiempo para restaurar la confianza. Sin embargo, las emociones negativas mencionadas anteriormente pueden frustrar tus mejores intenciones. Puedes entrar en modo de autoprotección y aislarte o arremeter para evitar las emociones negativas. En lugar de auto-protegerte, busca la sanidad de Dios para tu corazón. De igual manera, cuando eres la parte herida, puedes experimentar rabia, ira, miedo e incluso deseos de venganza (p. ej., Génesis 27:41; Génesis 19:20; Salmo 69). Tú también entras en modo de autoprotección y te aíslas o arremetes para evitar que se repita la experiencia. El perdón decisivo es tu primer paso (Mateo 6:12). Busca entonces la sanidad de Dios para tu corazón y experimenta el perdón emocional. ¿Necesitas experimentar el toque sanador de Dios? ¿Quién puede acompañarte en este proceso?
  5. Considera la posibilidad de la reconciliación. Si bien el perdón de Dios da paso a una reconciliación inmediata con Dios (2 Corintios 5:18-21), el mismo proceso toma más tiempo entre las personas. Perdonar y arrepentirse hacen posible la reconciliación. La labor de la parte ofensora es demostrar un cambio de comportamiento consistente a lo largo del tiempo para demostrar confiabilidad. Cuanto mayor sea la violación de la confianza, más tiempo tomará restaurar la justicia, la equidad y la seguridad en la relación. La tarea de la parte ofendida, es reconocer cualquier esfuerzo por cambiar de comportamiento mientras se aferra a la decisión o al perdón emocional. Cuando la parte ofendida que perdona se encuentra con un ofensor arrepentido, se sientan las bases para la reconciliación. ¿Es la reconciliación una posibilidad (a veces no lo es si no se ha producido un cambio de comportamiento a lo largo del tiempo)? Si la reconciliación es posible, ¿en qué etapa del proceso se encuentra: principio, medio o final?

 

Recursos

Virginia T. Holeman, Reconcilable Differences, Ch.6 Seeking Forgiveness and Ch. 7 Extending Forgiveness

Everett Worthington, REACH Forgiveness of Others

http://www.evworthington-forgiveness.com/reach-forgiveness-of-others

Forgiving What You Can’t Forget, Lysa TerKeurst. https://youtu.be/vVGh0kxR0lQ?si=1Ul_fYQza1agQ_Gn

Billy Graham Archives, The Power of Forgiveness https://youtu.be/-bSzmwDUdLk?si=rzLAVZoFn9HUZqKA

 

Colaborador Emocional: Dr. Virginia T. Holeman

Editora Ejecutiva: Johanna Rugh

Curador de Contenido: Carla Working